miércoles, 30 de abril de 2008

Tamar

  • Tamar

"Y Tamar, su nuera, dio a luz a Peres y a Zera." (1 Crónicas 2:4)

Lease: Génesis 38:6-30; I Crónicas 2:4

Tamar significa "delgada" y es el nombre que se usa en las Escrituras para denominar la palmera. De esto se puede inferir la configuración de Tamar: alta y delgada. Pero es más importante aún que como su suegra, la hija de Súa, fuera cananea.

El hecho de que fuera cananea expone una característica atrevida en la familia de Jacob. Aunque no lo sabemos exactamente, es probable que los otros hijos tomaran esposas de Padan-Aram. Pero de Judá, que nos interesa especialmente por el hecho que era el antecesor del Mesías, se nos dice ex profeso que su esposa era cananea, y que le dio a Er, su hijo mayor; y la esposa de Er, era muy probablemente también cananea.

Todo esto no significa que Tamar fuera perversa o idólatra, pues sabemos por la visita que hizo Melquisedec a Abraham que había algunas familias en Canaán que reverenciaban al "Altísimo", aunque no tuvieran un conocimiento completo de Dios. Y sin embargo, por la patética historia de Tamar es evidente que este resto de fe había sido severamente deformado por una vida moral defectuosa.

Canaán había sucumbido especialmente al pecado de adulterio, el cual había adquirido tales proporciones, que incluso era un deber en términos de ritual religioso. Esto se hace evidente por la experiencia de Fineas y el culto de Baal-peor. Y sabemos de otros incidentes que el servicio de Astarot era de una depravación extrema. Cuando el-hombre se aparta de Dios acaba cayendo en una lamentable degradación.

Recordemos brevemente que Tamar había sido la esposa del primogénito de Judá, Er, al cual por su maldad, Dios le quitó la vida. Habiendo Tamar quedado viuda se casa con el segundo hijo, Onán. Pero éste hace también lo malo delante de Jehová, y sufre el mismo castigo. Judá tenía que darle ahora a Sela, el tercer hijo, pues se lo había prometido, pero no lo hizo y Tamar seguía sin hijos. Esto era una pena para ella. Tres veces consecutivas falló en sus deseos de dar descendencia a la familia de Judá.

Y entonces viene el plan de atraer al mismo Judá a que cometa adulterio con ella. De su pecado nacieron Pares y Zara. Y con ello su nombre consta en la genealogía de Cristo. Como Betsabé, también figura en esta línea ancestral. Los dos casos nos dejan sorprendidos en gran manera.

Nos es difícil entender cómo Dios, para humillarnos e instruirnos, permite que en la genealogía de su Hijo aparezcan los nombres de dos mujeres pecadoras. No es, sin duda, lo mejor y escogido de la raza lo que va a dar nacimiento al Mesías; el Redentor nos es concedido a los pecadores de pura gracia. Y con todo, el hecho no puede por menos que ser un golpe para nuestro sentido moral. Todo esto nos hace reconocer que los caminos de Dios son incomprensibles.

Es indudable, sin embargo, que en toda esta serie de acciones pecaminosas, Tamar es la menos culpable de todos. Judá dijo la verdad cuando reconoció que "mas justa es ella que yo" después de haber dado órdenes de que la quemaran por haber fornicado. No podemos olvidar el sincero deseo de Tamar de dar un heredero a Judá; que había la provocación del mismo Judá al romper su promesa; un último punto es que había sido criada entre los cananeos, para los cuales el adulterio no merecía prácticamente reprobación.

Así, pues, si hemos de levantar el dedo censurando estos excesos, hemos de ser más severos con Judá que con ella, y también con los hijos de Judá.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1.¿Por qué la acción de Tamar es "más justa que la de Judá?

2.¿Fue la genealogía de Cristo toda ella de gente santa y escogida de la raza? ¿Por qué no?

3.¿Podemos seguir el curso de acción de Tamar?

Sifra y Púa

  • Sifra y Púa

"Y por haber las parteras temido a Dios, Él prosperó sus familias" [Exodo 1:21].

Lease: Exodo 1:15-22

Sifra y Púa eran dos mujeres de carácter. Sin duda, eran personas vigorosas, de mediana edad. El libro de Exodo nos dice que estaban a la cabeza de las de su profesión entre los israelitas. Es indudable que había muchas otras, pero ellas eran las superintendentes. Su cargo había sido designado por el gobierno egipcio, pues vemos que Faraón les daba órdenes, como si se tratara de funcionarios oficiales.

La orden que les dio aquí era terrible: que al dar a luz las mujeres judías, si el hijo era varón tenían que matarlo. La orden de Faraón las puso en una grave dificultad moral. A quien tenían que obedecer al Rey de reyes, el Dios de sus padres, o al rey de Egipto.

Sabían bien que no podía desobedecer a Dios, y estas dos mujeres "temían a Dios y no hicieron lo que se les mandó". Faraón las interrogó. Las dos mujeres se refugiaron en una mentira.

Sin duda, la mentira era un pecado. Pero Dios sabía también que había surgido como solución a una crisis, insoluble para ellas de otro modo. El Señor premió a estas dos mujeres porque habían preferido obedecer a Dios antes que a Faraón. Las bendijo e hizo aumentar sus propias familias.

Sifra y Púa arriesgaron sus propias vidas para salvar las de los niños judíos. Y, con qué pena lo digo, hay madres cristianas que para evitar la vergüenza y la tribulación han sido ocasión de la muerte de sus propios hijos. Es algo vergonzoso. Nos referimos al hecho de que cuando se ha concebido un niño hay quien aplica medios para detener su crecimiento y para eliminarlo. ¿Cómo puede una madre hacer esto con su propio hijo, cuando Sifra y Púa arriesgaron sus vidas para salvar los hijos ajenos. Esta práctica es lo mismo que asentir a decir que una joven no debe tener en estima su honor y su pureza, que no tiene que preocuparse de caer en este pecado. Y que si ha caído, no puede hallar refugio en el Señor y ayuda en su Dios. ¡Qué vergüenza!

Pero hay otros significados temporales y espirituales que podemos obtener de Sifra y Púa. Nos referimos a la importancia de los primeros años en la crianza y cuidado de los niños. En esta tierna edad se les puede causar mucho daño. El nivel de mortalidad de los niños en los primeros meses es muy elevado, en algunas áreas excesivamente elevado. Con más amor y más temor de Dios el porcentaje de mortalidad no sería tan alto. Las madres que cuidas niños pequeños tienen una grave responsabilidad. Y los que instruyen a estas madres también. El mundo puede no darse cuenta de que algunas madres no se dedican y cuidan debidamente a sus hijos, pero Dios sí lo ve. Observa los casos en que la madre, por pura vanidad no da su propia leche al niño, que le es de suma importancia.

Pero estas dos nobles mujeres judías diseminan también influencia espiritual. La madre o persona que cuida a un niño puede ser de gran bendición espiritual. La niñera tiene capacidad para influir en la joven madre, que se encuentra en un estado mental muy receptivo. La creación de un niño es un testimonio de la omnipotencia de Dios. Y la influencia no se limita a la madre; suele haber otros niños en la casa. La niñera puede aumentar la comprensión de la responsabilidad de todos en la casa, incluso el padre.

La niñera después de ayudar a la madre las primeras semanas pasará a otra casa, donde ejercerá la misma acción benéfica. Pero si ha servido a Dios de esta forma, su nombre no será olvidado. Y algo que es muy importante, Dios nunca olvida lo que ha hecho en su nombre.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1.¿Por qué se puede decir que las acciones de estas mujeres eran justificadas?

2.¿Qué podemos aprender de estas acciones?

3.¿Va la bendición de Dios con una niñera fiel?

Séfora

  • Séfora

"Y aquel varón dio su hija Séfora por mujer a Moisés" (Exodo 2:21).

LEASE: EXODO 2:15-22; 18:2-7

El primer matrimonio de Moisés fue muy desdichado. Su propia falta de fe fue la causa de ello. Recordemos cómo se puso a la defensa de un compatriota en Egipto, y pensaba con su sola fuerza liberar a los hebreos de mano de los egipcios. Sin duda, no tenía para este tiempo la menor idea de la forma milagrosa en que Jehová iba a usarle para guiar a su pueblo y sacarlo de servidumbre. Ante el fracaso, Moisés desilusionado tuvo que huir. Y llegó a Madián y a Jetró. Se hallaba disgustado en su corazón. Ahora, las perspectivas de poder liberar a los judíos tenían que parecerle sin esperanza. Pensaría que no tenía ya otra cosa que hacer que permanecer en una tierra extraña, oscura y desconocida.

En este estado de ánimo abatido y desanimado Moisés aceptó en matrimonio a Séfora, una mujer medianita. Podía haber esperado una esposa de su propio pueblo. Pero Moisés era débil de carácter en aquel entonces. Ni aún tenía el coraje y decisión del período de la zarza ardiente. Expresó su desilusión con el nombre que dio al hijo que le nació de Séfora, poco tiempo después: Gerson, que significa "forastero soy en tierra ajena". Puede muy bien ser por este desánimo y depresión que Séfora poco a poco pudo dominarle e interferir más y más en las sagradas tradiciones de Israel. Por lo menos, cuanto tuvo su segundo hijo, Eliezer, sabemos que a Moisés le faltó incluso el valor de insistir en que fuera circuncidado. Es también verdad, sin embargo, que para este tiempo Moisés había desarrollado una fe más firme. Esto es evidente por el nombre, que significa "el Señor de mi padre fue mi ayuda". Pero como ocurre con frecuencia, la tendencia a cultivar los valores internos espirituales, se compensó con esta caída de la actividad productiva, y la energía. Moisés pecó gravemente: hizo una componenda con una mujer no creyente, y se abstuvo de aplicar su hijo la marca del Pacto de Dios. Séfora, al parecer triunfó. Moisés no iba a vencer a Madián, sino que Madián iba a subyugar a Moisés.

En este punto, sin embargo, intervino el Señor. En uno de sus frecuentes viajes por el país, Moisés estaba alojado con su familia en una posada de una ciudad extraña. Allí Dios causó que Moisés cayera gravemente enfermo. Séfora le ve postrado; las señales de la muerte aparecen en su rostro. La conciencia les acusa a los dos de que han profanado el Pacto de Dios. Séfora que no se encuentra bajo la influencia directa de la casa de su padre se encuentra perdida, no halla solución. En su desespero se siente obligada a ceder a los deseos de su esposo. Estando Moisés demasiado enfermo para hacerlo, ella misma circuncida a Eliezer con un pedernal afilado.

Séfora no lo hace porque se arrepienta o tenga el corazón quebrantado, porque haya sido vencida por el Señor. Es evidente, por el relato que lo hace sólo para salvar lavida de su esposo. Leemos en Exodo 4:25 que echó el prepucio a los pies de su esposo y dijo: "A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Por poco te pierdo por la muerte; ahora estás convaleciente. Yo te he arrancado de las garras de la muerte. Eres mi esposo por segunda vez, y esta vez por medio de la sangre de mi hijo." Sin duda, éste es un lenguaje jactancioso, de amargura, no de un corazón contrito. Y no sirvió esto para restaurar las relaciones entre los dos.

Leemos que al final ella y sus dos hijos regresaron a Madián y que Moisés se dirigió a Egipto solo.

Es verdad que más tarde Jetró le devolvió la esposa y los hijos (Exodo 18). Es también verdad que Moisés, que había pasado a ser el líder de Israel, ni repudió ni rechazó a la mujer con la que se había casado en un acto poco juicioso. Para él el matrimonio era una unión demasiado sagrada. Después de esto, sin embargo, ya no se nos habla más de Séfora ni de sus hijos. Ninguno de ellos recibió una legación de riquezas espirituales. Sus personas pasan sin comentario en la historia del pueblo judío.

María, la hermana de Moisés, también había caído en pecado. Pero ésta ha retenido su valor para nosotros como representante de la fe. Séfora carece de este atractivo. Las Escrituras nos la presentan como una mujer no salva, que se opuso a su marido, y por ello rebajó el nivel de la familia al lugar en que ella estaba.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1.¿ Por qué tomó Moisés a Séfora por esposa?

2.¿Acarreó este matrimonio una bendición a los hijos de Moisés?

3.¿Podemos concluir que Séfora era un ejemplo de fe?

Sara

  • Sara

"Por fe Sara siendo estéril, recibió poder para concebir" Hebreos 11:11.

Lease: Hebreos 11:1-16

Sara es la primera mujer cuya fe se nos muestra para que la observemos, y esto específicamente en su función de mujer casada. Hay dos apóstoles que nos lo dicen. Primero es Pablo que indica que por fe pasó a ser madre (Hebreos 11:11); y segundo, Pedro, que ruega a las mujeres cristianas que sean como Sara, que " obedecía a Abraham llamándole señor" (1ra.Pedro 3:6). No sabemos qué clase de mujer era Sara como hija, en su casa, o como doncella. Se nos presenta ya como "la mujer de Abraham" y así permanece en la Biblia.

En algunos aspectos, Sara puede ser comparada con Ada y Zila: su hermosura, que es altamente alabada, por ejemplo; en el episodio de Agar [su sierva ofrecida a Abraham como esposa] vemos que seguía el ejemplo que habían dado las mujeres de Lamec. Se nos dice que fué deseada dos veces por otros hombres, primero por el Faraón y luego por Abimelec. Añadamos a esto sus celos entre ella y Agar, y tenemos la impresión que el malestar y desazón de Ada y Zila llena también la tienda de Sara. Sara nos es presentada como es: como una intrigante a veces; a veces como una heroína. Se nos presenta la vida de una mujer como era en aquellos días, una vida de negación personal para las mujeres.

Hay una diferencia importante en la situacion de Sara con respecto a la de Ada y Zila. Interviene la gracia en esta situación patética. El misterio de la fe se realiza en su corazón. Por medio de esta fe la posición de la mujer es esencialmente ennoblecida, de modo que puede ser presentada como un modelo para las mujeres cristianas.

Esta fe, sin embargo, se expresa a través del curso natural de los sucesos. En realidad halla en la vida ordinaria la substancia en la cual puede echar raíces y empezar a crecer. Esta fe perfecta primero le induce a conducirse en la capacidad de madre conforme a las ordenanzas de Dios. Esta fe luego se fija en el Hijo que había de nacer, y de esta forma en el Mesías.

Como esposa de su marido cumple todos los requerimientos de los preceptos divinos. En el Paraíso Dios había dicho que la voluntad de la mujer debía ser sometida a la del marido y Sara busca su satisfacción en la obediencia a esta orden. Cuando Abraham sale de Ur de los Caldeos para ir a Canaán, ella deja a sus amigos para ir con él a un país extraño. Cuando es raptada al harén de dos príncipes extranjeros, permanece fiel a Abraham. En todo se adapta a las circunstancias. Recibe sus invitados y con ello, sin saberlo hospeda a ángeles. Y, finalmente, decide dar la preferencia a Agar antes de ver a su marido sin hijos.

Por esta actitud recobra la posición de dignidad que Dios había asignado a la mujer. La mujer teme ante la autoridad. Pedro dice a las mujeres cristianas: "Vosotras habéis venido a ser hijas (de Sara), si hacéis el bien, sin temer ninguna amenaza" (1.a Pedro 3:6). Por tanto, ocupando exactamente la posición apropiada que Dios le ha ordenado, Sara consigue ser una mujer con dignidad. Luego, cuando Agar la provoca, afirma sus derechos como esposa, y Dios le dice a Abraham que debe tomar partido por Sara.

Sara no se aceptaba a sí misma. Es verdad que ella creyó que el Mesías procedería de su marido. Pero finalmente acabó creyendo que no iba a compartir este honor como madre. Por ello dio a Agar a Abraham. Cuando Dios se apareció a ella y a Abraham, y les dice que el hijo nacerá de su matriz, ella lo duda. Persiste en colocar la promesa sobre el hijo de Agar. Por ello se ríe. A pesar de su risa incrédula, sin embargo, acepta finalmente la esperanza de que el Mesías saldrá de su seno. El apóstol dice que "por fe recibió poder para concebir". Dios, en consecuencia, cumple dos cosas en ella. Por su Espíritu la fortalece y hace que su fe crezca. Además, crea en ella una nueva vida en su seno.

De esta manera pasa a ser la madre de Isaac y a través de él, del Mesías. Y es presentada a todas las mujeres cristianas como su madre. Todas son instadas a ser hijas de Sara, a fin de que pueda crecer en una fe bien fundada y progresiva.

Sara, sin embargo, tuvo momentos pecaminosos. El ceder a Agar fue un acto de incredulidad. Su risa fue también incrédula. A causa de su incredulidad Sara trató a Agar rudamente. Y las Escrituras no disimulan este hecho. Pero a pesar de todos sus pecados, Sara vivió por fe. Por fe recobró su valor como mujer. Por fe, de Sarai pasó a Sara. Comparada con Ada y Zila, Sara es una princesa entre las mujeres.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿En qué forma se muestra que a Sara le faltó la fe?

2- ¿En qué forma fue Sara bendecida en gran manera?

3- ¿Cómo recompensa Dios su fe?

Rut

  • Rut

"Toda la gente de mi pueblo sabe que eres una mujer virtuosa" (Rut 3:11).

Lease: Rut 3

Rut ya no era una joven cuando se casó con Booz y dio a luz a Obed. Había estado casada con Mahlón en Moab durante casi diez años, y había continuado viuda durante algún tiempo. En aquellos tiempos y en el Oriente, podía ya considerarse, pues, una mujer de edad madura. Al compararla con Noemí nos inclinamos a pensar que era joven, pero no lo era tanto como suponemos.

Rut procedía del mismo origen pagano de Orfa. Era parte de Ia tribu de Moab, que había degenerado espiritualmente. También ella había entrado en contacto con Ia Santa influencia de Elimelec y su familia. Pero al revés de Orfa había abierto su corazón a Ia gracia.

No tenemos Ia menor indicación de que Noemí tratara a Rut de modo diferente que a Orfa. Pero, Ia disposición del corazón de una es totalmente distinto del de la otra. Orfa había rechazado en su corazón la gracia. Noemí había abierto su corazón a la misma. Notemos que las tres habían empezado el viaje juntas. Es posible que si no se hubiera presentado la cuestión de decidir por un pueblo y otro, por unos dioses u otros, las tres habrían llegado a Belén. Pero Noemí, de repente se para y las insta a que regresen a los dioses de sus padres.

Ante esta invitación Orfa se vuelve. Rut, por el contrario, se siente conmovida por la fe que arde ya en ella y se niega a regresar. Hace su decisión, y confiesa que en adelante su vida y su muerte será contada con el pueblo de Dios. «No me ruegues que te deje y que me aparte de ti;, porque adonde quiera que tú vayas iré yo, y donde quiera. que vivas viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo Ia muerte hará separación entre nosotras dos.»

Vemos, pues, que Dios usó su afecto por Ia pobre y desolada Noemí como medio de gracia. Noemí es el eslabón con que Dios ha unido para siempre a Rut con su pueblo y su Mesías.

No vemos a Rut trazando especulaciones espirituales abstractas. Con agradecimiento mira el rostro arrugado y triste de la madre de su esposo y quiere permanecer junto a ella. La fe en el Dios de Israel se mezcla inseparablemente con su amor por Noemí. Quiere identificarse con ella, pero en el fondo hemos de ver la confesión de que el Dios de Noemí será el suyo. Admite, en realidad, que el mismo Dios que la sacó de Moab la trasplanta al pueblo de Israel.

La fe de Rut es simple y transparente. Un servicio humilde y tranquilo, sin macha de orgullo o altivez espiritual. Rut no dice: «Alguien tiene que cuidar a esta anciana, y soy yo quien debe hacerlo.» Respetó la posición de Noemí como madre y decidió ser su hija.

Rut siguió a los segadores en un campo de Belén, para proveer para su suegra y para ella. Por haberlo hecho en humilde obediencia Dios la bendijo. Entró en los campos de Booz. Todos le fueron favorables; todos la ayudaron. Luego, cuando Noemí oyó la simpatía mostrada por Booz se preguntó si siendo su pariente no estaría dispuesto a casarse con Rut. En esto Rut volvió a ajustarse a los deseos de su suegra. En todo, incluso lo más aventurado, ejerció Rut obediencia total. De esta manera Dios tejió el hilo de su vida en la tela de la historia de su pueblo.

Booz se casó con Rut. Rut dio a luz a Obed. De Obed nació Isaí. Así que Rut, la moabita, fue incluida en la línea de los elegidos por Dios para formar la línea de la que nació el Salvador. Rut fue la bisabuela de David.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿ Por qué se adhirió Rut a Noemí?

2. ¿En que reveló Rut mejor carácter que Orfa?

3. ¿Qué bendicón especial recibió Rut?

Rizpa

  • Rizpa

"Entonces Rizpa, hija de Aja, tomó una tela de cilicio y la tendió para sí sobre el peñasco, desde el principio de la siega hasta que llovió sobre ellos agua del cielo; y no dejó que ninguna ave del cielo se posase sobre ellos de día, ni fieras del campo de noche."

Lease: 2.8 samuel 3:7; 21:8-14

La historia es bastante macabra, y refleja las costumbres brutales y las venganzas personales comunes en las historias de este período. Por desgracia, el barniz de civilización que hemos conseguido poner en nuestras costumbres es muy delgado. La Biblia nos cuenta simplemente lo que pasó, sin tratar de disimular u ocultar los hechos por reprobables que sean. En toda esta historia descuella la entereza de una mujer, que con su noble conducta hizo dar cuenta al rey David de una falta de respeto a los cadáveres de varios miembros de la familia de su enemigo Saúl. Vamos a contar la historia.

En primer lugar Rizpa había sido una concubina de Saúl y, por tanto, una mujer prominente en el reino de Israel. Dejando aparte el hecho de que más adelante cediera ilegítimamente a los desos de uno de los hijos de Saúl, Abner, vamos a considerar el episodio de los cadáveres de sus propios hijos, Armoni y Mefiboset, y los de los cinco hijos de Merab, la hermana de Mical (estas dos eran hijas de Saúl).

El episodio consiste en el hecho que los gabaonitas reclamaron, para vengarse de una matanza que había realizado Saúl entre su pueblo, a siete descendientes de Saúl. Los gabaonitas habían hecho un pacto con Josué, mediante un engaño, de que los israelitas no tomarían su vida, y servirían en Israel como leñadores y aguadores. El pacto debía ser mantenído, a pesar del engaño. Sin embargo, al llegar Saúl al trono suplantó las ideas de Dios por las suyas (pretendiendo que las dos eran idénticas) y decidió destruir a los gabaonitas. No los exterminó a todos, pero el juramento que Josué había hecho quedaba profanado.

David averiguó después de consultar a Jehová que la causa de un hambre que sufría Israel era la matanza de gabaonitas. Llamados, éstos requirieron siete varones descendientes de Saúl para ahorcarlos. David les entregó a los dos hijos de Rizpa y los cinco de Merab (por Adreiel uno de sus maridos).

Los siete fueron ahorcados, pero Rizpa, según vimos en el versículo del texto, cubrió los cadáveres que habían sido abandonados sobre la peña, para evitar que fueran devorados por los animales silvestres con una manta, y veló sobre la manta día y noche para impedir, que los cadáveres fueran descuartizados por las fieras, «desde el principio de la siega hasta que llovió». David recibió nuevas de la conducta de Rizpa y entonces, avergonzado, sin duda, ordenó que fueran juntados los huesos de estos siete ahorcados a los de Saúl, de Jonatán y otros y los mandó enterrar. Con ello terminó el hambre en la tierra.

Dejemos todos los aspectos sangrientos de esta historia y hagamos sólo mención a la entereza de esta mujer que desafió las inclemencias de los elementos naturales, la hostilidad de las fieras, el antagonismo de personas poderosas y acabó dando una lección de humanidad al mismo rey David. Su historia nos conmueve incluso hoy. No podemos dudar que las oraciones de Rizpa, para que se diera el respeto debido a los muertos, fueron escuchadas por el Señor.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿Qué podemos aprender de este estudio respecto a las promesas de Dios, en cualquier circunstancia en que sean hechas?

2. ¿ Qué rasgo hermoso hallamos en el carácter de Rizpa?

3. ¿ Cómo fueron premiadas sus acciones?

Rebeca

  • Rebeca

"Y no sólo esto, sino también Rebeca cuando concibió de uno..." Romanos 9:10

Lease: Romanos 9:6-16

Se dice que Sara representa una figura regia. Comparada con ella pensamos en Rebeca como una mujer de su casa. En sus años jóvenes era, sin duda, hermosa, una doncella oriental. Una belleza sencilla. Sin ostentación. Era una joven simple, casi infantil. Obsérvese cómo recibió a Eliezer en el pozo, y cómo estuvo dispuesta a acompañar al siervo a Canaán sin haber visto a Isaac. Las mujeres orientales suelen ser pasivas e introspectivas. Rebeca no lo era. Aunque procedía de una familia de reputación, no tenía miedo de ensuciarse los dedos. Ella misma iba a buscar agua en una vasija, ayudó a preparar la comida, y proveyó para los camellos de Eliezer. Debe de haber sido como su nombre indica, "una muchacha amable".

No dio un ejemplo especial de fe, pero es evidente que ésta existía en su corazón. Por ejemplo, dejó la tierra idólatra de Arán en favor de las tiendas de Abraham. Lo confirma también el hecho que según Romanos 9:12 recibió una revelación directa del Señor. observemos también sus esfuerzos para asegurar la bendición del Mesías para su hijo predilecto Jacob.

Este tipo de mujer recatada, esencialmente femenina, puede recurrir a toda clase de medios domésticos para conseguir sus propósitos. No es orgullosa o jactanciosa, y quizá por ello tiende a arreglar las cosas a su manera. Esto evita descontento y contribuye a la armonía. Pero también pueden ser maniobreras: usar astucia para conseguir su propósito, confiando, por ejemplo que nadie lo va a notar.

Rebeca tenía esta característica. Esto nos da a entender por qué tenía tanto aprecio a Jacob y en cambio, a veces, no podía tolerar a Esaú. Por otra parte, el mismo Jacob tenía este mismo defecto antes de su conversión. Esto no es digno de elogio, en modo alguno, pero procedía, sin duda, de su madre.

Así vemos que en el asunto de la bendición patriarcal de Isaac, Rebeca no le habla a su marido directamente. No le recuerda la revelación de Dios, indicando el carácter desviado de Esaú, y sobre esta base le pide que bendiga a Jacob. En vez de ello, haciendo uso ya entonces de la idea que el fin justifica los medios, empieza sus maniobras. Jacob coopera con entusiasmo. El también está cortado por el mismo patrón. Su madre le ha entrenado con mano maestra. Cuando se hace evidente que Jacob tiene que huir, Rebeca vuelve a intervenir para preparar al marido. (Véase a partir de Génesis 27:42.)

Las Escrituras no se abstienen de dejarnos saber todas estas cosas, sino que las cuentan con detalles. Podemos suponer que Rebeca obraba astutamente, en parte inspirada por la fe de que la bendición del Mesías fuera para Jacob, pero no podemos decir que obrara justificadamente, y el resultado de estos engaños lo pagó ella misma, pues nunca vio otra vez a su hijo.

A pesar de sus cualidades Rebeca es un aviso para que la esposa no haga uso de engaños y astucias. Estos continuos engaños dan muestra de la relación de Rebeca con su esposo. Si hubiera habido confianza y sinceridad los resultados hubieran sido mucho mejores.

La consideración de las consecuencias de esta conducta es aleccionadora. Rebeca fomentó las tendencias de Jacob al engaño y para él el conflicto entre ellas y la fe se agudizó y se hizo más doloroso. En cuanto a Esaú, no contribuyó a alterar la base de su carácter.

En realidad Rebeca descartó a Esaú y se dedicó como madre exclusivamente a Jacób. El castigo lo pagó con las mujeres que Esaú trajo a su casa y que acabaron degradándole completamente. La negligencia de Rebeca en la educación de Esaú tuvo repercusiones más adelante para el pueblo de Israel, en las épocas de sus conflictos con Edom, que es lo mismo que Esaú. La ira de Esaú todavía hierve en Herodes que era idumeo, en el día en que se burla del Varón de Dolores.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿Cuál es la primera impresión que se nos da de la figura de Rebeca en la narración del Génesis?

2- ¿Qué nos enseñan las relaciones de Rebeca con sus hijos Esaú y Jacob, respecto a la educación de los hijos?

3- ¿Qué castigo recibió Rebeca por su falta de honradez?

4- ¿Qué promesa de Dios se cumplió en Rebeca?

5- ¿Quedan justificados los medios que usó Rebeca?

Raquel

  • Raquel

"Raquel que llora por sus hijos" (Jeremías 31:15).

Léase: Génesis 25:16-20; Jeremías 31:15

El grito que dio Raquel al morir fue "Benonni"; Benonni significa "hijo de mi dolor". Y es en el espíritu de Benonni que las Escrituras muestran su entera presencia en la Biblia.

El Señor se muestra soberano e independiente al decidir hasta qué extensión cada mujer que pasa a ser madre participa en la maldición del Paraíso: "En dolor darás a luz los hijos." La intensidad del sufrimiento varía. Algunas, ante el gozo por el hijo apenas consideran que han sufrido. Otras sufren terriblemente, y para algunas significa la muerte. Raquel fue una de ellas. Una vida por otra.

Nadie puede decir lo intenso del dolor sufrido por Raquel en su agonía al dar a luz a Benjamín, camino de Betel a Belén. Probablemente, esperaba poder llegar a Belén. Pero no fue posible. "Y hubo dificultad en el parto" nos dice la Biblia. La partera le aseguró que el hijo llegaría, pero al nacer el hijo se le salió el alma. "Benonni", exclamó Raquel "hijo de mi dolor".

Raquel era una mujer femenina en alto grado. Jacob había sido cautivado por ella. Probablemente, no vio mucho más en ella. Pero con esto le bastaba. La amó desde el principio. Siete años de trabajo le parecieron días; y cuando ocurrió el engaño y recibió a Lea, trabajó otros siete años.

Raquel no fue un modelo en algunos aspectos. Sabemos que se llevó imágenes con ella a Canaán. Engañó a su padre. Estaba celosa de Lea. Cuando finalmente dio a luz a José, y pudo ser madre, su orgullo maternal dominó su personalidad completamente. Esto es notable. Todo el ser de Raquel estaba concentrado en el deseo de ser madre. El Señor lo permitió y también permitió que al serlo por segunda vez lo pagara con el precio de su propia vida.

Jacob no podía entender este Benonni. No se daba cuenta del sentido profético de este nombre. La tribu de Benjamín iba a ser casi completamente exterminada. Fue conducida a Babilonia vía Edom. Fue la generación que dio los primeros mártires a la Iglesia con la matanza de Belén.

Después de diez siglos, el Señor recordaba la profecía de Raquel. La vemos escrita en Jeremías 31:15:

"Así dice Jehová: Se oye una voz en Rama, lamento y llanto amargo; Raquel que llora por sus hijos, y rehúsa ser consolada." Más tarde, en este mismo Belén, ante cuyas puertas casi, Raquel había exclamado "Benonni", Herodes realizó una terrible matanza. De ella las Escrituras nos dicen: "Entonces fue cumplido lo que dice el profeta Jeremías: "Raquel llorá por sus hijos, y rehúsa ser consolada, porque perecieron".

Así el Benonni de este corazón de madre en su agonía halló eco en la historia de la Iglesia de Dios en Israel. Israel no pudo olvidar a Raquel que, al morir, dio a luz a su hijo. El Espíritu Santo mismo recuerda este grito de agonía.

Si en esta terrible tragedia parece a veces que el dolor triunfa una y otra vez, en la Iglesia de Cristo hay la llave a este misterio en las palabras que durante siglos ha estado cantando por Raquel:

"No llores Raquel, con tus tristes ojos;
Al ver a tus hijos morir como mártires.
Son los primogénitos de una simiente
Que de tu sangre empieza a crecer;
A pesar de días terribles de tiranía
Florecen para alabanza de Dios."
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Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿Cuál era la debilidad de Raquel?

2- ¿Qué prueba tenemos de su fe?

3- ¿Qué profecía hizo Raquel que se cumplió?

Rahab

  • Rahab

"Por fe, Rahab la ramera, no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz." (Hebreos 11:31)

LEASE: JOSUE 2:1; 6:17-25; HEBREOS 11:31; SANTIAGO 2:25

Los rabinos, desde tiempo inmemorial y luego muchos intérpretes del Cristianismo han intentado demostrar que Rahab era una mujer distinta de lo que nos describen las Escrituras. Niegan que fuera una ramera. Rahab se casó con Salmón, fue la madre de Booz y, por tanto, está incluida en la línea materna de los antecesores de Cristo. El apóstol Pablo la nombra entre la gran "nube de testigos" Es la única mujer, junto con Sara, que es designada como un ejemplo de fe. Además, el apóstol Santiago la menciona como una persona digna por sus buenas obras (2:25). ¿Cómo, se preguntan algunos, puede una mujer así haber sido una ramera? Es demasiado escandaloso. Especialmente difícil de creer para las personas pagadas de sí mismas, y que miran con desdén a los pecadores flagrantes. Repugna también a los que quieren hacer modelos de piedad y virtud a todos los carácteres de las Escrituras.

En consecuencia ha habido mucha discusión sobre el significado de la palabra hebrea "zoonah" traducida en nuestra versión como ramera. Algunos dicen que era la dueña de una posada, simplemente. Otras que Rahab había sido una concubina, como Agar y Zilpa. Otros conjeturan que podía haber caído en su juventud, pero que cuando vivía en Jericó era una mujer de buena reputación. Todas estas suposiciones se han hecho por no entender el consejo de Dios para la redención de los pecadores. Deforman la historia de Rahab porque quieren establecer un esquema de salvación a base de la bondad humana.

Pero las conjeturas no alteran los hechos. Rahab era una ramera. No hay manera de cambiar el significado de "zoonah", ni el del griego "porne". Aunque nos repugne admitirlo, hemos de recordar que no sólo Rahab, sino Tamar y Betsabé eran mujeres pecadoras, aunque constan en la genealogía de nuestro Salvador.

"Todos pecaron y han sido destituídos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia." Esta es la gran verdad que hemos de recordar al considerar la materia, y esto se aplica a Rahab o a toda mujer virtuosa hoy. Las Escrituras no hacen excepciones. Pero Rahab tuvo fe y se arrepintió de su pecado. Después que cayeron los muros de Jericó y ella fue salvada, se casó con un príncipe de Israel. Por su fe, que nació cuando todavía vivía una vida de pecado, su nombre ha sido inmortalizado por el apóstol.

Rahab, probablemente, oiría del extraño pueblo que se estaba acercando a Jericó, por algunos mercaderes, gente que. frecuentaban una casa como la suya. Por otra parte hemos visto que en el pueblo escogido el pecado era frecuente, había una murmuración constante. (Recordemos a María la hermana de Moisés, nada menos.) Recordemos también a Sípora, la esposa de Moisés. Incluso el mismo Aarón pecó en numerosas ocasiones. Entretanto, Dios tuvo compasión de esta mujer y le concedió su gracia. Es indudable que había centenares de mujeres incomparablemente más virtuosas en Jericó que Rahab. Todas ellas fueron pasadas por alto y el toque de gracia recayó sobre Rahab.

Es posible que la fe ya hubiera estado creciendo en su alma. Que hubiera oído de los milagros extraños que se realizaban entre aquel pueblo que peregrinaba por el desierto, cercano ya a Jericó. En este momento de su fe la visitaron dos representantes de Dios. Su entrada en la casa fue parte de la preparación para el camino de Dios en favor de su pueblo. Ahora la fe de Rahab se vuelve decisiva. Considera a sus visitantes como embajadores de Dios. Arriesga su vida por ellos. El peligro en que incurrió era grave en extremo. Sin embargo salva a aquellos dos hombres, no por simpatía humana, no porque le convino para su propia seguridad, sino porque habían sido enviados por el altísimo Dios. -

Rahab hizo lo que hizo por amor a Dios. Los primeros frutos de su fe se hacen evidentes al instante. Su corazón antes de hielo se derrite y piensa en su padre y su madre, y pide si pueden ser salvados.

Los ejércitos de Israel se estacionaron alrededor de Jericó. Pero en toda la ciudad sólo hay una persona que reconoce en aquel ejército a los enviados de Dios. Abre la ventana y hace descender un cordón de grana. Rahab cree, y su redención es segura. Dios la incorpora en la línea santa de su Hijo unigénito. Con ello Dios no aprueba los actos pecaminosos. Lo que hace es decirnos que El es omnipotente y que puede redimir incluso al más profundamente pecaminoso. Y nos dice, además, que por el hecho de que haya puesto fin al conflicto agudo del pecado en nosotros, no hemos de tenernos por santurrones, y mirar con desdén a los otros porque pecan.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1.¿ Por qué las vidas de tantas mujeres qué no pertenecieron a Israel son consignadas en la Palabra de Dios?

2.¿ Podían ser salvas estas mujeres, incluso en los días del Antiguo Testamento?

3.¿Cómo podemos explicar el hecho que Rahab tuviera conocimiento del verdadero Dios?

4. ¿ Cuál fue el premio de su fe? ¿Reciben "las buenas obras" su recompensa?

Orfa

  • Orfa

"He aquí tu cuñada Se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella" (Rut 1:15).

Orfa representa la mujer a la cual se ofrece la gracia, pero la rechaza, y vuelve a hundirse en la condenación. Había tenido un contacto íntimo con la gracia. Dios había dirigido los asuntos de tal forma que como resultado del hambre, una familia de Israel había huído a su pueblo. De modo que Orfa pudo conocer al pueblo que adoraba al único Dios verdadero. Era el mismo Dios al cual su antecesor Lot había adorado, y el mismo que había castigado a Sodoma y a Gomorra. Orfa pertenecía a las generaciones de la esposa de Lot también. Y la historia de la forma en que Dios la había petrificado era probablemente conocida todavía en Moab. Ahora ella tuvo ocasión de volver a escuchar estos actos milagrosos del Dios de Israel. Se había casado con uno de los hijos de Noemí. Por ello tenía que haberse puesto en contacto directo con el conocimiento del verdadero Dios. Había estado durante años en contacto con los cuatro misioneros que habían ido a Belén, pues se había casado con uno de ellos.

Además, otra muchacha de Moab, Rut, se había casado con el otro hermano. Y esto nos ilustra cómo esta otra mujer, extraña a la fe, se deja vencer por ella al ponerse en contacto con la misma. A pesar de estas ventajas, sin embargo, Orfa cerró su corazón a la gracia. Prefirió regresar a los dioses de su patria.

No es probable que cuando era mujer casada ella se opusiera de modo abierto al Señor. Habiendo dicho Noemí que «se había vuelto a sus dioses» puede inferirse que ella, durante aquellos años, al entrar en la nueva familia, había formalmente, por lo menos, aceptado el culto a Jehová. Pero se trataba de una conversión que era pura fórmula. Para ella el casamiento había sido más importante que la religión. Hemos de creer, sin embargo, que si su marido hubiera vivido, caso de haberse trasladado de nuevo a Belén el esposo, es probable que ella hubiera continuado con la nueva religión que había adoptado, engrosando el número de creyentes aparentes.

Por lo que se refiere a ella, sin embargo, al permitir Dios que falleciera su esposo, Orfa se vio sometida a una prueba en la sinceridad de su conversión. Noemí es el agente de esta prueba: no hace presión sobre ella para que la siga, sino al contrario. Orfa podría haberla seguido a Belén si se hubiera convertido sinceramente, pero Orfa falló esta prueba.

Orfa sopesó la perspectiva de seguir a una viuda pobre y sin hijos, en tanto que si volvía a Moab allí estaban los suyos y sus dioses. Dio un beso de despedida a Noemí y al mismo tiempo se despidió para siempre del amor de Dios.

Rut y Orfa se separaron, las dos mujeres de Moab. Rut siguió a Noemí, y entró en la línea ancestral de Cristo. Orfa se despidió de Noemí y regresó a las tinieblas espiritualés de Moab y a su perdición.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1.¿ Cuál es el castigo de aquellos que rechazan la gracia de Dios que les ha sido mostrada?

2. ¿Era Orfa egoísta?

3. ¿Estaba justificada la decisión que hizo Orfa?

Noemí

  • Noemí

"Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso" (Rut 1:20).

LEASE: RUT 1

Noemí significa «placentera». Comparada con varias de las mujeres anteriores, Noemí se nos presenta como amistosa y amable. Está relacionada con la genealogía de Cristo, indirectamente, una de las mujeres con rasgos nobles. La nobleza de sus rasgos da lugar inmediatamente a nuestra sincera simpatía, especialmente si añadimos el hecho de sus sufrimientos.

Casada con Elimelec, huyó con su marido de un hambre en su tierra, Belén, y fueron a parar a Moab. Por la historia vemos que su corazón siguió apegado a los suyos y a Belén. Su esposo murió en Moab, en el exilio, y ella se quedó con sus dos hijos, Mahlón y Quelión. Los dos se casaron con mujeres moabitas. Pero el Señor le quitó a sus dos hijos, ya casados, además de haber quedado viuda. Sólo le quedaban las dos nueras, y éstas no eran de su pueblo ni servían a su Dios.

Reducida a la extrema pobreza Noemí decidió regresar a Belén, tanto más que había oído que en Belén el pan era ahora abundante. Salió de Moab acompañada de sus dos nueras.

Era ya, prácticamente una mujer de edad avanzada.

El camino tuvo que serle penoso en gran manera, pero al fin volvió a ver su amada Belén, la ciudad de su felicidad infantil. Podemos imaginarnos el interés con que los habitantes de la ciudad observaron a Noemí y la companía que llevaba consigo, una de las nueras. Se nos dice que «toda la ciudad se conmovió por causa de ellas; y decían: "¿No es ésta Noemí?".» Con lágrimas en los ojos la anciana contestó: «No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara, porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso.»

Pero Noemí no había regresado sola como dijimos. Una de las nueras había decidido acompañarla, a pesar de que Noemí había intentado disuadirla. Noemí se nos dice que había despedido a las dos: «Volveos cada una a la casa de vuestra madre.» Noemí supondría que las dos habían seguido orando a los dioses de Moab. Dos veces consecutivas les suplicó que la abandonaran. Finalmente, Orfa besó a su suegra y regresó a los suyos. Rut, empero, se negó a abandonarla. «Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios», fue la respuesta decidida de Rut. Moab descendía de Lot, y por tanto de Abraham. Es posible que hubiera permanecido un remanente fiel a Dios en Moab y que, sin saberlo Noemí, Rut hubiera estado en contacto con ellos. El Señor, en todo caso, se acercó a su alma con su gracia omnipotente. Lo que sabemos de cierto, pues, es que Rut decidió abandonar a los dioses de Moab y ser fiel al Dios de Israel. Por ello, tenía muy poco sentido para ella quedarse en Moab y prefirió ir con su suegra.

Noemí era pobre y se sostenían las dos de las espigas que Rut recogía en los campos yendo en pos de los segadores. Los planes que hizo Noemí para Rut son distintos de los planes a que nosotros estamos acostumbrados, pero seguían las costumbres de aquellos tiempos en Belén.

Las palabras de Noemí muestran ternura y consideración para su nuera. Noemí venció su amargura y volvió a ser amable y cariñosa como había sido antes. Dios honró a esta mujer abandonada de modo excepcional. Además de incluirla en el relato de las Sagradas Escrituras, y de proporcionarle la simpatía de la Iglesia de todos los tiempos. Permitió que su sangre se mezclara con la del Hijo de Dios en el curso de las generaciones.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿Qué significa el nombre de Noemí?

2. ¿Era Noemí una mujer de fe?

3. ¿Cómo bendijo Dios finalmente a Noemí?

Noadías

  • Noadías

Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat, conforme a estas cosas que hicieron; también acuérdate de Noadías profetisa, y de los otros profetas que procuraron infundirme miedo (Nehemías 6: 14).

Lease: Nehemías 6

Noadías se nos presenta en contraste con Hulda. Las dos son profetisas: la diferencia es que Hulda inspiró la reforma que se realizó en tiempo de Josías, y Noadías contribuyó a obstaculizar la que se realizó en tiempo de Nehemías. Hulda era un profetisa auténtica, Noadías era falsa. Hulda hablaba inspirada por el Espíritu; en el caso de Noadías lo que decía era un mero producto de su imaginación.

Los profetas y profetisas recibían su inspiración de Dios, pero estaban además sometidos a su temperamento natural, a su disposición y al efecto de su propia formación voluntaria y personal. Sabemos, por ejemplo, que había escuelas de profetas y que la música ocupaba una parte importante en ellas.

Este aspecto mediato de Ia profecía (en oposición al inmediato o divino) daba por resultado la aparición de profetas falsos. Eran hombres y mujeres que eran por naturaleza excitables, entraban en estados de fervor exacerbado, y que iban por el país, con este estado de ánimo, imitando las palabras de Dios. Aun hoy vemos conversiones de este tipo, llenas de éxtasis y frenesí, en que todo es entusiasmo, espuma que es el mero producto subjetivo o una exacerbación aguda de la imaginación.

Hemos de considerar a Noadías como una mujer de este tipo. Pero, esta característica la hacía una mujer peligrosa. Esta mujer pseudo piadosa y nerviosamente excitable producía gran impresión por su pasión y celo, por su sinceridad. Las masas eran arrastradas a creer que ofrecía una revelación divina. Cuando ayudaba con sus exhortaciones a los aviesos planes de Tobías y Sanbalat, para estorbar la reforma de Nehemías, su palabra era efectiva.

La situación, en lo esencial, puede reducirse a lo siguiente. Este era el razonamiento, podemos suponer, de Noadías: «El Templo está en ruinas y los muros de Jerusalén destruidos. Es necesario instituir una reforma y esto es lo que intenta Nehemías. Pero la voluntad de Dios es hacerla a su debido tiempo no ahora. Ahora quiere que pasemos un periodo de humillación y disciplina, pues ésta es la maldición y castigo de Dios. Hemos, pues, de aceptar esta carga de Dios contentos y de buena voluntad, pues es el resultado de nuestros pecados. La reforma inmediata son meros esfuerzos humanos, no los planes divinos. Dios estorbará estos esfuerzos y Nehemías caerá a cuchillo si prosigue con su orgullosa reforma.»

Esto parecía a muchos un lenguaje piadoso. «Apartaos de los esfuerzos humanos, son el fruto del orgullo. Dios hará su reforma, ésta es Ia que necesitamos, no la de los hombres.»

Nehemías no hizo caso alguno de sus admoniciones. A un profeta de Baal se le habría opuesto por Ia espada. Pero esta falsa charla pseudo piadosa eran causa de desánimo para el pueblo, e incluso socavaba probablemente su propio ánimo. No entro en controversias con Noadías. Procuro evitar las asechanzas y lazos de Tobías y Sanbalat, y oro contra todos ellos: «Acuérdate, Dios mío, de Tobías y de Sanbalat...»

La oración fue contestada. El muro terminado. La reforma fue llevada a su cabo. En toda reforma hay en la Iglesia almas pseudo místicas que se oponen a su progreso. Las había en abundancia en la Reforma del siglo XIV, que obstaculizaban la labor de los héroes de la fe de entonces. Las hay incluso ahora. El arma más efectiva contra todos ellos es la oración.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿Qué comparación podemos hacer entre Hulda y Noadías?

2. ¿Cómo venció Nehemías a Noadías? ¿Podemos usar hoy las mismas armas?

3. ¿Qué aprendemos de este estudio?

María, hermana de Moisés

  • María, hermana de Moisés

"Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto, y te redimí de la casa de servidumbre; y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a María (Miriam)" (Miqueas 6:4).

Léase: Exodo 15:20, 21; Números 12; Miqueas 6:4

Miriam o María es una profetisa y cantora de Israel. Es una de las mujeres que, como Débora, fue elegida y capacitada por el Señor para contribuir a la redención de su pueblo.

Era bastante mayor que Aarón y Moisés. De su encuentro con la princesa egipcia en el Nilo sabemos que era una chica sagaz. En efecto, Joquebed, su madre, podía encargarle el cuidado y supervisión del pequeño Moisés sin vacilación. Y aunque fue ella la que salvó la vida de Moisés, siempre se la ve en compañía de Aarón y no de Moisés. Esto es perfectamente natural. Moisés había vivido en el palacio y asistido a las escuelas de los egipcios. Luego, poco después de su primera aparición pública había tenido que emigrar a Madián. Entretanto, María y Aarón vivían juntos en su hogar tranquilo en Amram. Fue por esto que María no conocía a Moisés a fondo.

Por el contrario había una relación íntima entre María y Aarón. Duró toda su vida, y se vislumbra en ella, tal vez, un poco de celos con respecto al hermano menor. Sabemos, por ejemplo, que en el desierto de Sinaí, María y Aarón se opusieron a Moisés. Lo hicieron bajo el pretexto de que se había casado ilegítimamente con una mujer de los cusitas. En esta oposición fue María y no Aarón quien tomó la iniciativa. Esto es evidente del orden de sus dos nombres en Números 12:1: "María y Aarón hablaron contra Moisés." María era la instigadora y la que tomó la palabra. Fue sobre ella que cayó la terrible maldición de la lepra.

El que la mujer etiópica de Moisés sirvió sólo como una excusa y pretexto para la rebelión, se hace evidente del contenido del argumento de María contra Moisés en que ni se menciona la mujer. La protesta era para subrayar que Dios había hablado también a través de ellos, no sólo de Moisés; se implica que no estaban muy dispuestos a aceptar la autoridad superior de Moisés. Esta rebeldía no fue vista con buenos ojos por Dios, como lo muestra el versículo 6 y siguiente: "Moisés es fiel en toda mi casa. Boca a boca hablaré con él y claramente y no por figuras... ¿Por qué, pues no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés." María fue castigada a permanecer siete días fuera del campamento y esto sólo después que "Moisés clamó a Jehová, diciendo: "Te ruego que la sanes ahora." Al fin fue restablecida y "María pudo reunirse con ellos".

A partir de este incidente no se nos habla más de María. Al parecer, el don de profecía la había abandonado. Sólo sabemos que cuando murió fue sepultada en Kades. No se añade nada al comentario de que Israel lamentó su muerte.

Los días más brillantes de la vida de María fueron, pues, no los del desierto del Sinaí o de Kades, sino los que pasó junto al Mar Rojo. Eran los días después que Moisés, al regresar de la experiencia de la zarza ardiente, para revelar a los esclavizados hebreos la voluntad de Dios respecto a ellos, mostró a Faraón sus señales. Cuando salieron de Egipto y cruzaron el Mar Rojo no se nos hace mención alguna de los celos de María de su hermano menor. Entonces creía en la vocación de Moisés. Como profetisa se añadió a Moisés y a Aarón en su empresa común. Tomó su lugar a la cabeza de las mujeres de Israel y con entusiasmo cantó las alabanzas a Dios junto a las dunas del Mar Rojo.

Esta tiene que haber sido una escena impresionante. Israel se halla a salvo en la otra orilla. Faraón y sus hombres y sus caballos han sido tragados por las aguas. Moisés reúne a los hombres y María hace lo mismo con las mujeres. Dan una mirada a las aguas tranquilas ahora, sepulcro de los orgullosos egipcios y ven a la otro orilla, al aborrecido Egipto. Luego en un magnífico coro de instrumentos y voces, prorrumpen en alabanzas al Señor. María ya era de avanzada edad, se nos dice, pero su cara volvería a resplandecer hermosa como en los años de su juventud. Sosteniendo un pandero en la mano y acompañada de las otras mujeres danzando les respondía: "Canta a Jehová, porque en extremo ha triunfado gloriosamente; ha echado en el mar al caballo y al jinete."

En aquel tiempo María creía; con todo, el orgullo y los celos estaban agazapados en su corazón. Se entusiasmó por la gloria de Moisés y todavía más por los grandes hechos del Señor. María alcanzó su mayor grandeza en aquella ocasión.

Pero la fe oscila. Por ello cayó María. Apareció en la superficie lo que llevaba escondido. Murmuró contra Moisés y se rebeló contra el Señor su Dios. Dios tocó su corazón, curó su leprá y la libró de su rebeldía e incredulidad.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1. ¿Qué sabemos de la vida de María en su juventud?

2 .¿Con quién fue criada? ¿Tuvo algún efecto esto en su vida ulterior? ¿En qué sentido?

3. ¿Dónde se manifiesta la cumbre de su fe?

Lea

  • Lea

"Y los ojos de Lea eran delicados, pero Raquel era de lindo semblante y de hermoso parecer." Génesis 29: 17

Léase: Génesis 29:16-35

Lea recibe el comentario curioso de que sus ojos eran tiernos; sin embargo, al compararla, con un "pero", con Raquel de la que se dice que era hermosa, podemos deducir que no podía compararse a su hermana. Lea tendría facciones comunes, sin que tuviera que ser fea. Pero ante sus propios ojos se consideraba como poco atractiva.

El ser una joven hermosa puede resultar peligroso para ella. Pero no es razón para que la que no lo es se sienta postergada. Esta carencia de hermosura puede ser compensada por una naturaleza rica, un corazón ferviente, ternura y afecto. Sabemos que hay caras comunes que pueden esconder rasgos angélicos. Pero esta falta de hermosura puede ser una preocupación para una joven. "¿Por qué no puedo ser más hermosa?" Este deseo no es en sí pecaminoso, sino muy humano. Las Escrituras de vez en cuando usan la expresión "de hermoso semblante". Al hacerlo, la Biblia confirma que la característica de la hermosura es una de las bendiciones en nuestra vida humana.

Pero hemos de decir también que la Escritura ofrece consuelo a las Leas. Lea, que no era atractiva, recibe, en realidad, una bendición más rica que la hermosa Raquel. Raquel tuvo sólo dos hijos, José y Benjamín. De éstos, José fue vendido como esclavo y dio origen a una de las tribus mancilladas de Israel. En cuanto a la tribu de Benjamín, fue casi totalmente eliminada a causa de un terrible pecado nacional en que incurrió. Lea puede blasonar de ser la madre de Judá, y Judá de David y de Cristo.

Esto no se dice en alabanza de Lea como mujer. Sabemos que la posición económica, social y moral de Labán era muy inferior a la de Betuel. Cuando Eliezer llamó a Rebeca, ésta todavía podía partir como hija libre. Pero las cosas habían empeorado rápidamente en Padan-Arán. Lo muestra el que Labán prácticamente vendió a Lea. Jacob tuvo que trabajar siete años para ganar a Lea. Además, Labán engañó a Jacob, y Lea fue su cómplice, pues Jacob deseaba casarse con su hermana Raquel. Es evidente que el tono moral de la familia había degenerado como lo demuestra el hecho que luego se aprovechara de las mandrágoras que había traído su hijo Rubén del campo para causar celos en su hermana.

Sin embargo, Lea tenía una cosa. Dios había puesto milagrosamente fe en su corazón. Al principio era fe egoísta. Cuando nació Rubén alabó a Dios porque había sido mirada con favor. Cuando recibió Simeón estuvo contenta porque Dios la había consolado del odio de que había sido víctima. Cuando nació Leví se regocijó porque su marido la amaría. Pero cuando nació Judá ya había derrotado el egoísmo de su corazón y lo había reemplazado por sincero agradecimiento: "Ahora", dijo, "alabaré al Señor".

Lea no lo hizo por sí sola, sino que fue Dios quien lo realizó en su corazón. Raquel no hizo lo mismo. La gloria del Señor no se expresa ni en el nombre de José ni en el de Benjamín. La alabanza al Señor está sólo en Judá, porque Judá significa "El que alaba a Dios".

Es evidente, el maravilloso gobierno de Dios operando en todas estas cosas. En su soberanía creó a Raquel hermosa y a Lea de facciones corrientes. Como resultado de ello resultó prácticamente una tragedia entre las dos hermanas. No fue Raquel sino Lea la que dio nacimiento a Judá y con ello al antecesor de la madre de Cristo. La alabanza a Dios procede de Lea, no de Raquel.

De ello se sigue que Dios no ve las cosas con los mismos ojos que los hombres. Hay dos clases de belleza. Hay la belleza que Dios da al nacer, y que se marchita como una flor. Y hay la belleza que Dios concede cuando en su gracia, los hombres nacen de nuevo. Esta clase de belleza no se marchita, sino que florece eternamente.

Preguntas sugeridas para estudio y discusión:

1- ¿Consiste la bendición de Dios en la belleza externa del cuerpo? Si no lo es, ¿cuál fue la bendición de Lea?

2- ¿Es un pecado desear la belleza exterior?

3- ¿Puede considerarse el matrimonio arreglado de Lea y Jacob posiblemente un castigo para Jacob, por su pecado anterior?

4- ¿Cuál es la lección de Dios para nosotros, que vemos en la vida de Lea?