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María, madre del Apóstol
"Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofás, y María Magdalena". Juan 19:25.
Léase Juan 19:25-42
No hay que confundir las seis Marías de que nos habla el Nuevo Testamento. Son: 1- María de Nazaret, la madre de Jesús; 2- María de Betania, la hermana de Lázaro; 3- María de Magdala; 4- María de Jerusalén, la madre de Juan Marcos; 5- María de Roma, una ayudanta de Pablo; y 6- María, la madre del apóstol, que no sabemos donde vivía, aunque sería en la vecindad del Lago de Galilea.
Hablaremos aquí de la última, a la que distinguimos de las demás llamándola "la madre del apóstol". Se la llama a veces "la otra María", pero esto no significa nada y da lugar a confusión.
Se había casado con Cleofás, de Alfeo, y tenía dos hijos, Jacobo y José. Jacobo era uno de los apóstoles. Se le suele llamar Jacobo, el menor, para distinguirlo del hermano de Juan. La característica esencial de la María que estudiamos era que, con las otras mujeres, seguía a Jesús y ministraba a sus necesidades. Es lo que vimos hacía también María Magdalena, y otras que nos son mencionadas. María la madre del apóstol presenció también la tragedia de la cruz y participó en el entierro de Jesús. Fue también una de las que contempló a Jesús levantado de la tumba.
Si la comparamos con María Magdalena podemos ver que era una mujer muy distinta: no tenía los rasgos e impetuosidad y ardor de esta, pero su servicio no tenía por qué ser menos útil por ser inconspicuo. Sería una persona piadosa, quieta, servicial, que no necesitaba figurar en primera línea, como les gustaba a la Magdalena y a Pedro.
Pero, la escala de valores de Dios es diferente de la nuestra, si es que nosotros damos más importancia a las personas que destacan más. Dios quiere también a los que cantan en el coro, no únicamente a los solistas.
Hay muchos cuya ambición excede su capacidad. Cuando consiguen ponerse a la altura de los héroes. Hay otros que, sin ser héroes, trabajan de modo constante y no tiene por qué su celo ser menor que el de aquellos. Dios ha hecho a algunos más decididos, más impulsivos y ardorosos. Una fe quieta puede dar tanto fruto como una fe espectacular. María tiene un especial encanto: amaba a Jesús y le servía quietamente.
PREGUNTAS SUGERIDAS PARA ESTUDIO Y DISCUSION:
1. Identificar las seis Marías del Nuevo Testamento.
2. ¿Qué encanto tiene la vida de esta María?
3. ¿Cómo podemos compararla a María Magdalena?
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